jueves, 6 de febrero de 2014

Confesando pasiones: el baloncesto

Cualquiera que me conozca sabe que soy una loca de los deportes. Mi padre me contagió su locura por las Olimpiadas y de ahí yo he derivado a tragarme una cantidad de deportes que a veces me sobrepasa... Esos domingos de Fórmula 1, baloncesto, tenis y a veces hasta fútbol... Sigo con bastante  fidelidad a la selección de waterpolo y balonmano (sobre todo la femenina, que son increíbles...).
Pero si hay un deporte que realmente me vuelve loca, que no me permite quedarme sentadita en el sofá, que me empuja a ir al campo (y sacarme el abono para no perderme ningún partido en casa)... Es el baloncesto.
Cuando era pequeña al padre de una compañera de colegio le daban entradas para ver al Estudipantes... Y en medio de esa locura por el fútbol, yo aprovechaba para irme siempre que podía al Palacio. A enamorarme de un tal Herreros que, por suerte para mi corazón dividido, acabó yendo al Madrid.
Luego ya vinieron los partidos del Real Madrid... Aunque, lo reconozco, le fuí infiel al baloncesto durante un tiempo, lo dejé un poco de lado (podría poner de excusa que es mucho más difícil seguirlo que el deporte mayoritario puesto que siempre hay que estar buscando por donde lo echan... Pero no. Simplemente, yo tenía la cabeza en otros sitios y ya está). Pero de vez en cuando volvía... Y siempre me preguntaba por qué no lo seguía más a menudo...
Y hace unos años, nos regalaron unos abonos para el Madrid, que entonces había sido desterrado a la maldita caja mágica (dios como aplaudí el día que volvimos al Palacio) y desde entonces hasta ahora. Ahora soy incapaz de no ver un partido del Madrid e intentó ver los de otros equipos. Y días que, como hoy, el horario no me deja... Enganchada al Twitter para seguir su desarrollo (y quedarme sin uñas).
Aquellos abonos fueron uno de los mejores regalos  porque  me devolvieron una pasión que estaba ahí, escondida, esperando que la avivarán... Y ahora lo domina todo. Por el baloncesto y por ese equipazo que tenemos que ha roto moldes, porque me da igual los trofeos (aunque lógicamente quiero que ganen), porque nos hacen disfrutar de lo lindo.
Y perdonar que de lo primero que hable sea el basket pero es que en media hora empieza la Copa ACB (y yo no puedo verlo).
Bicos. Ser felices

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