sábado, 21 de marzo de 2015

Y nunca lo hizo...

          Las tres de la madrugada y no podía parar de preguntarse qué narices hacía en la residencia de la europea discutiendo con el guardia que no le dejaba pasar a verle. Por fin responde al teléfono. Baja. Pero el guardia sigue diciendo que no, que no pueden subir juntos. “A estas horas no pueden subir chicas a las habitaciones de chicos”. “¿Qué hacemos?” “¿Confias en mi?” Mirada de reojo, burlona, medio levantando una ceja. “¿Tengo que contestar?” “Ahora vuelvo, voy a acompañarla a la parada del bus”.
        - ¿Se puede saber dónde vamos?
        - Un segundo.
Coge el móvil mientras salen de la residencia, habla con alguien, ella casi no entiende la conversación.
         - ¿Confias en mi?
Levanta una ceja, le mira. Sin contestar. Él sonríe, le conoce lo suficiente para saber que no va a obtener más respuesta que esa mirada,le coge de la mano mientras empieza  a andar. Pero en vez de ir a la salida dan la vuelta al edificio. De pronto, observa a un chico que se asoma por la ventana de un cuarto del primer piso. Se gira a mirarle.
         -Yo pensaba que era Romeo quien trepaba por la ventana de Julieta.
         - Pero tú siempre has sido muy rompe-leyendas.
No se lo podía creer. El amigo de su… ¿amante? le agarra la mano, un pie en el bordillo y trepa por la ventana. Se vuelve a mirar por la ventana y ve como él recorre el camino de vuelta para entrar por la puerta del edificio. El amigo le lleva hasta su habitación donde él la estaba esperando.
- Espero que al menos me des una copa para compensarme del esfuerzo.
- Lo que tú quieras.
Besos, caricias… Una hora después los dos, desnudos, sudorosos, tomando esa copa, tirados en la cama, las sabanas revueltas. Y ella se ríe.
- ¿De qué te ríes?
- No… nada… No sé cómo acabará esta historia. Pero tengo seguro que nunca me olvidaré del día en que trepé por una ventana para acostarme contigo.
Y nunca lo hizo.

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